Como hoy es el Día del Libro, me gustaría hablar sobre la censura en España en la época franquista. Y
qué mejor que empezar con una entrevista que realicé el pasado Noviembre en el Fnac de Madrid a Jordi Sierra i
Fabra, un escritor catalán que comenzó a escribir a los 8 años y trabajó en la
radio como comentarista musical profesional. Actualmente ha publicado más de
400 libros. Aquí os dejo la entrevista:
Yo: Leyendo uno de los últimos libros que
publicaste: 'Ocultos', uno no puede dejar de pensar en que realmente tú naciste
en una época de dictadura y censura, y que has escrito tantos libros juveniles
que se saltan los tabúes y abordan tantos temas diferentes, que no hemos podido evitar cuestionarnos: ¿cómo era tu juventud como lector?
Jordi: Yo leía un libro al día y tenía que
alquilarlos, así que vendía pan seco y alquilaba un libro para leer, ¿y qué
alquilaba por dos reales? Pues libros de autores desconocidos. Yo
creía que eran tíos americanos, famosísimos, y eran españoles, prohibidos por
la censura. Entre ellos por ejemplo, estaba Francisco González (premio
Planeta), un autor muy importante que no había llegado a publicar sus novelas
porque era de izquierdas. Hace hoy 40 años publiqué mi primer libro y estaba
firmando ejemplares en El Corte Inglés, con el “culo apretao” porque aún no
había pasado la censura y estaba firmando un libro que hablaba de drogas y de
hippies. Recuerdo el gran alivio que sentí cuando me dijeron que había pasado
la censura, así que fijaos lo que era publicar en ese contexto.
Pero hoy en día
también hay censura, mucha, en los colegios. La palabra "lesbiana” impide que
un libro sea leído en un colegio, ¡la palabra!. Por ejemplo, hace poco en un
colegio un maestro decía que un libro mío no podía leerse en clase porque
contenía la palabra “orgasmo”, sólo la palabra, ni siquiera había sexo. Yo
decía: “tocar la guitarra en un grupo es como un orgasmo continuo” y esa
palabra descalificó el libro de ser leído. Quiero decir, hay censura escolar a
punta pala, por parte de editores, colegios, maestros que no se atreven a
escoger un libro mío de lectura por si algún papá o mamá se queja. O sea, es
mejor que hace 30 años, porque se pueden incluir temas de sexo y demás, pero
según qué libros, en las escuelas sigue habiendo un gran control.
Yo: También queríamos preguntarte cómo viviste el paso a la
democracia desde tu perspectiva de autor y también como colaborador de radio.
Jordi: Bueno, la música yo ya la había dejado prácticamente, la
deje en el 76, Franco acababa de morir. Yo quería ser escritor y ser novelista,
entonces vivía con alegría la muerte del dictador porque además yo soy de
izquierdas, soy catalán, perdimos la guerra, nos quitaron la lengua, yo crecí
en un estado de miedo, redención… “no hables catalán” cosas que hoy en día no
os podéis ni imaginar. Mi infancia fue dura en ese sentido, pero cuando murió el dictador, yo ya publicaba libros, entonces tampoco era consciente de si
podía hacer libros más fuertes o de otra forma, en ese momento yo tenía 28
años, era un crío todavía. He sido libre en el sentido en que a partir de ahí, la literatura ha sido libre
de tocar temas más profundos y he podido escribir sobre ellos. Pero en ese
momento, yo no sentía nada especial, simplemente que había muerto el dictador,
que mi padre había muerto poco antes y no lo había visto, que por fin había una
democracia, que habría elecciones en el 77, y que nos encaminábamos hacia un
nuevo futuro y con un país diferente al que había conocido…eso era una alegría,
pero no pensé: ahora podré escribir libros eróticos.
Yo: Con la llegada de la democracia, ¿crees que hubo un
verdadero cambio de mentalidad, o los prejuicios continuaron?.
Jordi: Hubo un cambio, porque imagínate: Franco muere en el 75, y
de repente, tres años después, todas las revistas empiezan a sacar mujeres
desnudas, el Destape. Éramos un país reprimido, y de repente, mujeres desnudas,
el alcalde de Madrid fotografiado con una mujer con un pecho al descubierto…España
se volvió loca en ese sentido.
Yo: ¿Qué clase de libros os hacían leer en los colegios?
Jordi: Yo sólo leí El Quijote, porque además, como era tan largo lo mandaban leer un año, y como no daba tiempo a acabarlo, al año siguiente, en
lugar de seguirlo, lo volvíamos a empezar…y así cada año. No había tradición
por lo libros, es decir, yo leía porque quería leer, en mi clase, sólo leía yo
que era el bicho raro.
Yo: Como balance, ¿consideras que el cambio desde que
desapareció la censura ha sido grande o sigue habiendo tabúes?
Jordi: Ha habido un cambio muy grande porque la gente ahora puede
escribir lo que le dé la gana, para adultos, para niños…pero la lectura en
colegios no ha mejorado mucho. Los niños ahora, ven películas inadecuadas para
su edad, juegan a videojuegos violentísimos, y sin embargo, no leen un libro
donde se trate la homosexualidad o el divorcio.